COMPARACIONES
El Fenómeno OVNI es muy extenso. Lleno de aristas diferentes
y de amalgamas de situaciones.
Si bien, en un momento cualquiera, alguien puede levantar la
vista al cielo y tanto de noche como de día, tener una visión de “ese algo
raro” volando de manera poco usual, seguramente se sentirá asombrado y dirá que
vio un OVNI, o sacudirá la cabeza diciéndose a sí mismo que “no, no puede ser…”
Pero lo que quiero llevar a la
comparación, en este caso, no es lo que se ve en el cielo, sino lo que pasa con
los testigos, o más bien, protagonistas de un encuentro cara a cara con seres,
que su percepción desde cualquier ángulo, le dice que no son humanos.
Esto ocurre, tal vez más seguido
de lo que cualquiera pudiera creer, con por lo menos dos tipos de seres diferentes.
Dos tipologías o razas, a las que llamamos Extraterrestres, porque de aquí,
parece que no son.
Una de estas Tipologías de Seres,
son los de conformación humana, pero mucho más altos que el común de la gente,
rubios, que como ocurriera en el caso de Orlando Ferraudi, se presentan con
suma amabilidad frente al elegido, con cautela y sin ningún tipo de agresión
aparente.
Su vestimenta es por lo general
un enterizo, de brillo tornasolado, que cubre todo el cuerpo, incluidos los
pies. Vestimenta que también ofrecen al invitado para que lleve mientras dure
su visita.
Los testigos dicen que son seres
hermosos, su pelo es largo, sus ojos son cálidos, claros y bondadosos;
sonríen. Hay entre ellos tanto hombres
como mujeres, con las mismas vestimentas, según el lugar que ocupen en la
tripulación. Y muchos de los que accedieron a estos encuentros, hablan de un
distintivo, una insignia o símbolo que llevan en sus ropas.
Su comportamiento se parece al
humano, en cuanto a que demuestran tener emociones y por sobre todo, buscan una
comunicación, que, si bien en la mayoría de los casos estudiados no es verbal,
increíblemente es telepática, llamando al testigo por su nombre,
tranquilizándolo con frases en su mente de que no los van a dañar, incluso
pidiéndole al protagonista humano que los acompañe. De todas maneras, cuando el
humano es tomado por sorpresa, algún elemento tecnológico que el Extraterrestre
lleva consigo, le hace perder la voluntad. En otros casos, a través de
contactos telepáticos previos, hay una especial invitación de estos Seres para
que los acompañen.
Su comportamiento es totalmente
sociable. La invitación se extiende a un paseo por el espacio, permitiendo al
testigo humano ver su Planeta Tierra, la Luna, el Sol. Luego la vuelta
mostrándole algo así como bases en el fondo del océano o en túneles debajo de
las montañas. Cuando el testigo pregunta, siempre obtiene respuestas, el
diálogo parece extenderse a información y consejos.
También se les hace un examen
médico, que es advertido por los Seres al humano; lo duermen una vez colocado
en una camilla con escáneres y terminada la sesión, vuelve el protagonista en
sí, con una maravillosa sensación de estabilidad, mucho más conectado con los
seres, ya, amigos.
El paseo contiene una descripción
de la nave y su funcionamiento; se permite ver sus habilidades y su propulsión.
Y luego se deja al invitado en el mismo lugar de donde se lo llevó, pero
generalmente con un tiempo perdido de varias horas, que no puede recordar de
qué manera pasaron.
En nuestros términos: una
Abducción.
Luego tenemos otra forma de
encuentro cara a cara. Totalmente diferente.
El o los Seres, definitivamente
no parecen humanos, aunque su morfología es humanoide. Cabeza, tronco, piernas
y brazos se distinguen, pero, las diferencias son enormes. La cabeza es muy
grande, con un pequeño cuerpo, que parecería no poder sostener ese gran cráneo,
totalmente calvo. Ojos hipnóticos, negros, enormes, que abarcan casi todo ese
rostro. Sin nariz, sólo dos agujeros, sin boca, sólo una ranura. El contacto
con su piel quema, viéndose grisácea.
Sin ropas; pero sin atributos que
califiquen sexo.
Estos seres irrumpen enfrentando
al testigo en una ruta, o descampado, con su nave. O, en sus viviendas,
apareciendo en la habitación del azorado testigo humano, atravesando paredes o
techos, a veces como una esfera de luz que se convierte en ese extraño ser,
envuelto en una fosforescencia verde, o con una luz azul, previa a la
aparición, que todo lo inunda.
En estos casos, el Ser no se
comunica, sólo toma al testigo. Si es llevado dentro de la nave, el testigo
puede ver casi lo mismo que en el otro tipo de casos: consolas, pantallas,
símbolos e inscripciones, seres, o entidades (no personas). De la misma manera
que a veces describen los que son invitados por los Extraterrestres altos y rubios, hay una
camilla en el centro de un habitáculo circular, iluminado muy brillante, donde
estos humanoides hacen sus experiencias y exámenes.
Pero en estos casos no media
comunicación ninguna, salvo un pensamiento implantado sin diálogo en la mente
del aterrado testigo: “No dañar”.
Sin ningún tipo de adormecimiento
o anestesia se le aplican agujas y sondas, y el testigo entiende que no tienen
registro de emociones, ni de dolor; parece que no lo comprenden. Pero casi de
inmediato, los ojos de uno de los seres, más alto que los demás, tranquilizan
al humano. Allí el protagonista sabe que conoce al ser desde siempre. En
algunas ocasiones, al testigo se le muestra un paisaje desolado en una
pantalla, sin ninguna explicación que medie, entre lo que le muestran y lo que
le hacen.
Cuando vuelve, encontrándose
nuevamente en la ruta, en su auto, o en su dormitorio, el testigo recuerda
parte del encuentro, pero hay también una amnesia con tiempo perdido que no
puede recuperar.
En nuestros términos: también una
abducción.
Los que han vivido las
experiencias con los seres altos rubios y muy sociables, se preguntan el
clásico “¿Por qué yo?”. Y quedan como en contacto telepático con Ellos,
sabiendo que están allí cuando se produce el fenómeno de los acúfenos en sus
oídos.
Aquellas personas que han tenido sus
experiencias con los seres bajos macrocéfalos, se preguntan ¿por qué a mí? Y
temen volver a escuchar ese mismo acúfeno, pues es el prolegómeno de la visita
o de la abducción.
Hago estas comparaciones, pues la
única diferencia que encuentro como investigadora, es la comunicación y
sociabilidad, algo que es innato en los humanos; creo que entendemos que el
lenguaje que nos hace Humanos, nos lleva
a comunicarnos y por una disposición de nuestro cerebro, a partir del sistema
límbico, comenzamos la conducta gregaria, que se solidifica con el neocórtex.
Somos seres sociales, y nos desconcierta
la falta de comunicación.
Pero con respecto a todo lo
demás, me pregunto ¿dónde están las diferencias?, en realidad, ¿las hay?
No, no creo que haya. Tanto una
como la otra Raza, parecen tener interés en los humanos; en su biología, en su
genética, en su forma de reproducción y en un contacto con nuestra Raza.
Ninguna de las dos Tipologías de
entidades (que hemos tomado solamente para la comparación, pues puede haber
muchas más), parecen realmente dañarnos. Si bien es cierto que con los estudios
médicos que realizamos durante estos años en los protagonistas de los llamados
Visitantes de Dormitorio, aunque en estos casos también existen abducciones,
aparecen consecuencias físicas marcadas por síntomas como estrés oxidativo, y
Diabetes Insípida(DI), el testigo vuelve a la normalidad en unos días. Pero
también encontramos el mismo síntoma de DI en las abducciones producidas por
los seres altos y rubios. También estos hermosos seres han implantado
dispositivos en los abducidos humanos y les sacan sangre y tejidos.
Ángeles y Demonios. Dioses Buenos
y Dioses malvados.
Seguramente no. Tanto ellos como
nosotros, estamos hechos del mismo material con que se forma todo elemento
existente. Los átomos de toda la materia que existe, aún la de la Vida
Orgánica, nace de las explosiones de las Estrellas Supernovas.
Como reza la vieja Alquimia: “la
Materia Prima, reside en las Cenizas”. Ellos y Nosotros estamos hechos de los
restos que el Universo va dejando.
En realidad, somos lo mismo, con
una aparente sola diferencia: Comunicación. No sabemos cómo piensan.
Liliana Flotta