lunes, 19 de noviembre de 2012

CASO ANALÍA

En su relato, Analía expone determinadas experiencias que siempre creyó ligadas a lo paranormal. En apariencia sus experiencias comenzaron en la niñez, pero ella aclara que no tiene recuerdos de los primeros años de su vida. Incluso, es este suceso situación primordial que intenta analizar junto con su terapeuta, quien le ha dado a entender que existe una barrera mental por algún suceso vivido.
Durante la entrevista, repitió varias veces este hecho, que es para ella una marca casi estigmática, dando a entender que verdaderamente existieron vivencias muy dramáticas hasta sus diez años de edad, que es la etapa desde la que parten sus recuerdos.
Pero sí recuerda que siendo pequeños ella y su hermano menor, ambos tuvieron las mismas sensaciones de ser tocados y tironeados de los pies durante las noches. Recuerda también que a muy corta edad estaba cargada de estática permanentemente, sintiendo la descarga en cualquier cosa que tocara.
Analía demuestra ser una persona muy segura de sí misma. Es divorciada, con un hijo de ocho(8) años y se dedica a la venta mayorista de artículos de importación. Representa a varias firmas y se la ve determinada en lo que respecta a su tarea. Ella misma se define como "guerrera".
El encuadrar sus experiencias dentro de los fenómenos de Visitantes de Dormitorio se debió a un sueño que relató en consulta, teniendo éste algunos elementos que llevaron a sospechar que detrás de las imágenes oníricas, se ocultaba una vivencia; sobre todo porque su novio, que dormía con ella esa noche, tuvo en sus sueños partes de las mismas imágenes.
En este sueño, ambos estaban nadando en un río, hasta que de pronto aparecen dentro de un lugar lleno de gente, sintiéndose muy avergonzados por estar desnudos.
Hasta aquí el sueño compartido.
Analía sigue soñando que un hombre le roba su cartera con dinero y cheques de la cobranza de la empresa; alguien le trae al ladrón, pero éste no quiere devolver los cheques. Ella lo persigue hasta que el hombre entra en un recinto y comienza a sacar tierra. En el sueño, ella toma esa tierra y la lanza; el hombre, entonces, empieza a transformarse, cambiando su rostro que se vuelve anguloso, calvo y de grandes ojos negros.
Comenzamos a preguntar si tenía recuerdos de algún personaje que pudiera haber visto con anterioridad que tuviera esas características y se retrotrae a su adolescencia y pubertad, donde recuerda haber tenido esas  vivencias en su dormitorio, en compañía de su hermano, apenas menor, que también las vivió con terror.
Recuerda que una noche su habitación se iluminó, apareciendo varias figuras con una especie de túnicas luminosas que rodeaban la cama; túnicas que no parecían ropas, sino energía que llegaba hasta el piso y por eso le parecieron seres muy altos. Recuerda rostros no muy definidos pero con grandes ojos, como si tuvieran anteojos negros. En esa oportunidad, sintió que introducían elementos punzantes en su cuerpo, en la zona inguinal y en los pechos.
En otra oportunidad, ve un pequeño ser, que describe con gran cabeza y ojos negros, cuando contaba con dieciséis (16) años, al entrar a su casa  parado contra una pared. Era el atardecer y todavía había luz diurna. Lo miró, contemplando su cuerpo flaco, de color blanco grisáceo de apariencia sedosa y notó que no tenía vestiduras, algo muy evidente para ella, pero no le dió más importancia y siguió caminando dejándolo atrás y sin saber cómo desapareció el pequeño ser.
El recuerdo más doloroso que tiene es el de sus quince (15) años; tenía la clara impresión de estar embarazada, algo que para ella era una incongruencia pues no había tenido aún relaciones sexuales con nadie. Sin embargo, tuvo un atraso menstrual de cuatro meses, teniendo luego  la impresión, afirmada por sus sueños, de haber perdido a su bebé. Eso le provocó una gran tristeza, sintiendo que su vivencia fue verdadera. Nos comenta de otros varios atrasos de tres meses a lo largo de varios años, pero lo atribuye a problemas tiroideos.
En otra ocasión, también en su dormitorio durante su adolescencia, despierta con una respiración fuerte casi sobre ella, al abrir los ojos puede ver una figura oscura con ojos rojos a los pies de la cama. En esa ocasión no recuerda haber sido tocada por el ser.
Nunca pensó que este tipo de experiencias se relacionara con seres extraterrestres, sino con fenómenos paranormales, astrales, o de seres pertenecientes a otros planos. De tal manera que consultó con un pariente    perteneciente a la religión Umbanda sobre sus visitantes nocturnos.
Sin embargo, al comentarnos esta apreciación personal en la vida adulta, repentinamente se da cuenta que a sus diez (10) años, lo más lejano que recuerda, deseaba llamar a los extraterrestres con símbolos que pegaba en su ventana; símbolos muy sugestivos. Entre ellos se observa uno en particular muy similar al símbolo de UMMO que apareció en los años de 1960. Analía nació en 1977.
Tanto ella como su hermano, sentían en su piel el tacto de los seres, tironeados de sus pies, e invadidos en algunas áreas de su cuerpo; y al mirar el entorno encontrar a los seres en la habitación, con esa energía que los recubría, con ojos grandes y negros, cabeza enorme, calvos, sin poder apreciar boca, nariz, orejas ni sus pies, moviéndose alrededor de la cama. Ambos sintieron parálisis al despertar y al verlos, comprobar que se los estaba invadiendo corporalmente.
Interrogada por esas invasiones en su cuerpo, Analía dice que le quedaba ardor en la zona genital tanto durante su adolescencia como ahora en la adultez.
Incluso al interrogarse sobre marcas o cicatrices que no sepa a qué atribuir, lo que siempre le ha llamado la atención es una hendidura profunda en su pierna izquierda, que descubrió al despertar una mañana, teniendo entonces diecisiete (17) años y cuya cicatriz se puede ver hoy.
Como siempre al seguir estos casos de Visitantes de Dormitorio, la interrogamos sobre su tipo sanguíneo.Con respecto a este tópico en particular, sin dar por nuestra parte ningún antecedente de lo que ya teníamos estudiado de los casos anteriores, Analía nos comenta una anécdota graciosa que siempre cuenta su madre. La mamá de Analía tiene una amiga que se dedica a realizar análisis clínicos y jocosamente le hace bromas preguntándole de quién es hija Analía, ya que no tiene el mismo tipo de sangre ni de su madre ni de su padre, en este caso, aduciendo que el padre es otro.
La razón es que los padres de la protagonista tienen ambos sangre de tipo A factor RH positivo, mientras que Analía tiene sangre de tipo O factor RH positivo.
Ahora, su hijo ve también criaturas alrededor de su cama y puede verlos entrar y salir de los espejos y las paredes.
Nos relata que una noche, el niño vio salir del espejo un personaje similar al que ella vio tantas veces en su cuarto. El personaje sacó medio cuerpo fuera del espejo, que no enfrenta a la cama, mirando el entorno.  Sin más el niño dejó de dar importancia a lo que veía y se durmió. De la misma manera que su madre y como en tantos casos investigados por nosotros, es evidente el control del fenómeno sobre el testigo.
A mediados de 2008, Analia vivió una situación insólita. Estando con su padre, escuchó un estallido que surgió de su cabeza, quedando mareada y con un extraño dolor muy fuerte y zumbido interno que no cesaba. Su padre asustado, le preguntaba qué había sido ese ruido pues él también lo había escuchado, describiéndolo como algo que se rompía. Inmediatamente se la llevó al sanatorio donde se le hicieron una Tomografía Computada y un EEG, que no arrojaron anomalías dando resultados  totalmente normales, por lo que nadie pudo resolver qué fue ese estallido audible que sintió la protagonista dentro de su cabeza, dejándola por más de cuatro horas con dolor incesante y mareos. A nuestras preguntas si en esos momentos o luego del "estallido"sufrió hemorragias nasales o auditivas contestó negativamente. Nuestra pregunta, tenía relación con posibles implantes que la protagonista pudiera tener. Pero en este caso, no hemos tenido comprobaciones.
Interrogada por sensaciones de Tiempo Perdido, muy abundantes en estos casos de Visitantes de Dormitorio, Analía se tomó su tiempo para digerir la pregunta, pues comprendió que muchas veces se cuestionó de qué manera había llegado a algún lugar, aún en sus horas de trabajo, ya que trabaja con su automóvil visitando clientes, debiendo recorrer muchos kilómetros diarios. Comprendió que muchas veces no sabía qué recorrido había tomado o cómo podía haber empleado determinada cantidad de tiempo para trasladarse de una localidad a otra. En ese momento y luego de nuestra pregunta, la protagonista cayó en la cuenta de sus faltantes de tiempo desde siempre, al margen del recuerdo perdido de  sus primeros años de infancia. También preguntamos si tenía problemas con los aparatos electrónicos, siendo afirmativa su respuesta, ya que no puede usar un teléfono celular muy caro que compró especialmente para su trabajo(tiene tres celulares para este menester en actividad) y detiene el funcionamiento de las computadoras al usarlas. Además nos comenta que le da pudor hablar de estas experiencias, no relatadas ni a su terapeuta. Y se muestra extrañada ante las preguntas tan puntuales sobre sus vivencias. Hemos notado que en los protagonistas parece haber un condicionamiento para que éste no comente sus experiencias, sintiéndose incómodo al hacerlo, lo que atribuimos al control del fenómeno sobre la persona elegida.
PAUTAS ENCONTRADAS
En este caso podemos encontrar como pautas firmes comunes en los casos de Visitantes de Dormitorio:

  • Entidades luminosas dentro de la habitación en horas nocturnas.
  • Entidad observada en horario diurno con descripción clásica: ser de 80 cm. de altura, piel blanco grisácea, cabeza grande destacándose los ojos grandes y negros, sin ropas aparentes.
  • Parálisis del protagonista al despertar en horas nocturnas.
  • Punciones en diversas áreas del cuerpo efectuadas por las entidades, con posterior dolor o molestias.
  • Marcas y cicatrices luego de la visita.
  • Tiempo perdido.
  • Tipo de sangre y factor RH recurrente en estos casos.
  • Tipo de sangre y factor diferente al de sus padres.
  • Síndrome de Stress Post Traumático (bloqueo de recuerdos).
  • Desperfectos en aparatos electrónicos al ser usados por la protagonista.

No podemos asegurar que en este caso haya habido pérdida de embarazos, lo que se atribuye al robo de fetos por parte de las entidades visitantes, pues no hubo análisis clínicos que los confirmaran; sólo tenemos una vivencia a los quince años de la protagonista de su embarazo y posterior extracción del mismo, a través de sueños y sensaciones.
 CONCLUSIONES
Luego de seguir este caso durante nueve (9) meses y de interrogatorios varios a la protagonista, estamos en condiciones de inferir que tenemos frente a nosotros  otra experiencia de Visitantes de Dormitorio.
Aunque no hemos podido acercarnos al hermano, quien junto a ella en su niñez ha vivido las mismas experiencias, creemos que es otro caso en que toda la familia está involucrada.
Consultada, Analía comenta que su hermano tiene aún la sensación de ser visitado durante la noche, mostrando desde 2009 un marcado estrés, con hemorragias nasales tanto él como uno de sus hijos.
También por los comentarios vertidos, el hijo de Analía es protagonista y testigo de estas experiencias.

Liliana Flotta

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